Fanfiction: El Guardián de los Antiguos Rituales
Capítulo 1: El altar en el bosque
Draco Malfoy caminaba lentamente entre los árboles del Bosque Prohibido, un lugar que había evitado durante sus años en Hogwarts, pero al que ahora recurría en busca de tranquilidad. El silencio del bosque era casi hipnótico, roto solo por el crujir de las hojas bajo sus botas. Desde la caída de Voldemort, Draco había intentado desesperadamente encontrar un propósito, algo que le ayudara a redimirse de las decisiones que lo habían llevado al borde del abismo. En uno de sus paseos habituales, algo diferente captó su atención: una extraña formación de piedras en círculo, cubiertas de musgo y grabadas con runas que no reconocía. En el centro del círculo, descansaba un altar de piedra, desgastado por el tiempo pero claramente significativo. Parecía irradiar una energía que Draco no había sentido nunca, algo más antiguo y más puro que cualquier magia que hubiera experimentado. Movido por la curiosidad, Draco estudió las runas del altar y notó que algunas de ellas coincidían con símbolos que había visto en antiguos textos de magia natural. Entre los símbolos destacaban una luna creciente, un pentagrama y un árbol con raíces profundas. Era un lenguaje mágico que no se enseñaba en Hogwarts, algo diferente de las artes oscuras en las que había crecido. Mientras recorría el círculo, Draco recordó algo que había leído sobre la Religión Wicca . Era un sistema de creencias basado en la conexión con la naturaleza, los ciclos de la luna y el equilibrio entre las energías masculinas y femeninas. Aunque inicialmente había descartado el tema como irrelevante, ahora sentía que estaba conectado con lo que tenía frente a él. Si quería aprender más, necesitaría investigar. Sin dudarlo, decidió seguir un enlace que encontró en un texto relacionado: Religión Wicca, con la esperanza de que le diera respuestas. Al regresar a la Mansión Malfoy, Draco no podía quitarse de la cabeza la sensación que había tenido en el altar. Algo dentro de él le decía que este lugar y su magia ancestral estaban vinculados de alguna manera a su linaje familiar. Decidió volver al día siguiente, preparado para explorar más profundamente los secretos que guardaba el bosque.
Capítulo 2: El legado oculto de los Malfoy
La noche siguiente, Draco regresó al bosque, llevando consigo un antiguo grimorio que había encontrado en la biblioteca familiar. Era un texto que nunca había leído por completo, pues Lucius Malfoy lo había catalogado como "irrelevante". Sin embargo, ahora, al repasar sus páginas, Draco encontró varias referencias a rituales de magia natural y símbolos similares a los que había visto en el altar. Al llegar al círculo de piedras, se arrodilló frente al altar e intentó descifrar las runas. Algunas coincidían con inscripciones del grimorio, y sus traducciones hablaban de invocaciones a los elementos y a antiguas deidades de la naturaleza. Mientras estudiaba, una brisa suave recorrió el claro, como si el bosque respondiera a su presencia. Draco sintió que el altar estaba esperando algo. Sin saber exactamente qué hacer, colocó ambas manos sobre la piedra fría y cerró los ojos. Una oleada de energía cálida lo recorrió, y su mente se llenó de imágenes: un bosque más vibrante, lleno de vida; figuras encapuchadas realizando rituales bajo la luz de la luna; y, finalmente, una figura que reconoció como un antepasado de los Malfoy, llevando un colgante con un símbolo Wicca. Cuando abrió los ojos, el bosque estaba tranquilo, pero Draco supo que había despertado algo. Al revisar el grimorio, encontró una entrada que hablaba de los Malfoy como guardianes de "la conexión entre la magia antigua y el equilibrio de los elementos". Esto iba en contra de todo lo que le habían enseñado sobre la pureza de sangre y el poder de las artes oscuras. Comenzaba a darse cuenta de que su familia tenía un legado más complejo de lo que jamás había imaginado. Decidido a desentrañar la verdad, Draco prometió continuar explorando los secretos del altar y su vínculo con la magia natural.
Capítulo 3: La llamada de Samhain
Durante las semanas siguientes, Draco pasó cada noche en la biblioteca, devorando todo el conocimiento que podía encontrar sobre los rituales Wicca y la magia natural. Descubrió que el altar estaba relacionado con los ciclos de la luna y que los rituales más poderosos se realizaban durante los sabbats. El más cercano era Samhain, una celebración que marcaba el final del ciclo anual y la conexión entre los vivos y los muertos. El grimorio mencionaba que Samhain era un momento de transición, cuando el velo entre los mundos era más delgado. Los Malfoy, según un texto olvidado, habían participado en rituales durante Samhain para garantizar el equilibrio entre la magia oscura y la luz. Pero algo había cambiado con el tiempo: Lucius había abandonado estas prácticas, optando por centrarse en el poder puro, despojando a su linaje de la conexión con la naturaleza. Esa noche, bajo la luz tenue de la luna menguante, Draco volvió al altar con los elementos necesarios para realizar un ritual básico. Había recogido hierbas frescas, preparado un círculo de protección y llevado una vela negra y otra blanca, representando el equilibrio entre la oscuridad y la luz. Mientras encendía las velas, Draco murmuró una invocación que había encontrado en el grimorio. Al principio, no pasó nada, pero pronto el aire se llenó de un suave susurro, como si el bosque estuviera respondiendo. La energía del lugar pareció intensificarse, y Draco sintió una conexión profunda con el altar. De repente, una figura apareció en el borde del claro. Era un hombre alto, envuelto en una túnica negra con detalles dorados. Su rostro estaba cubierto por una capucha, pero cuando habló, su voz era profunda y resonante. —Draco Malfoy, el guardián de los antiguos rituales finalmente ha regresado. Draco levantó la mirada, sorprendido. —¿Quién eres? La figura no respondió directamente, pero alzó una mano hacia el altar. —La magia que has despertado es más antigua de lo que imaginas. Este lugar guarda secretos que debes proteger, pero también desafíos que deberás superar. Antes de que Draco pudiera preguntar algo más, la figura desapareció, dejando tras de sí una sensación de inquietud y anticipación. Draco sabía que lo que había comenzado no era solo un ritual; era el inicio de un viaje que cambiaría para siempre su percepción de la magia y de sí mismo.
Capítulo 4: El círculo de protección
Draco Malfoy no pudo dormir esa noche. La figura encapuchada que había aparecido en el altar lo había dejado inquieto, y las palabras que había pronunciado seguían resonando en su mente: "La magia que has despertado es más antigua de lo que imaginas." Al amanecer, regresó a la biblioteca, decidido a comprender mejor lo que estaba enfrentando. Revisó cada página del grimorio, buscando referencias sobre la protección contra energías desconocidas. Allí encontró la mención de un círculo de protección, un ritual Wicca diseñado para canalizar la energía positiva y repeler cualquier amenaza. Para realizarlo, necesitaba reunir elementos específicos: hierbas sagradas, un athame (cuchillo ceremonial) y piedras que representaran los cuatro elementos. Durante el día, Draco recopiló todo lo necesario. Recordaba vagamente que su madre, Narcissa, había mencionado alguna vez la importancia de las plantas en la magia natural, y no le sorprendió encontrar en los terrenos de la mansión varias de las hierbas que necesitaba: salvia, romero y lavanda. También encontró un antiguo athame en uno de los armarios que pertenecían a su abuelo Abraxas. Esa noche, bajo la luz de la luna creciente, Draco volvió al altar. Dispuesto a realizar el ritual, dibujó un círculo con sal alrededor del altar y colocó las piedras en los puntos cardinales. Encendió una vela en cada uno de ellos y murmuró las palabras del grimorio: "Invoco a los elementos, protectores de este círculo. Tierra, agua, fuego y aire, guíen mi camino y protejan mi espíritu." El aire en el claro comenzó a cambiar. Una suave brisa acarició su rostro, y las llamas de las velas parpadearon con intensidad. Draco sintió que el círculo estaba completo, como si una barrera invisible lo envolviera. En ese momento, el altar emitió un tenue brillo dorado, confirmando que su energía había sido activada. Sin embargo, no estaba solo. Desde las sombras, una figura oscura intentó cruzar el círculo, pero fue rechazada violentamente por la barrera mágica. Draco observó con asombro cómo la figura retrocedía y desaparecía en el bosque, dejándolo con más preguntas que respuestas.
Capítulo 5: Los secretos de la triple diosa
A la mañana siguiente, Draco encontró en el grimorio una página que antes había pasado por alto. En ella, se hablaba de la triple diosa, una figura central en la religión Wicca que representaba las fases de la luna y los ciclos de la vida: doncella, madre y anciana. El texto explicaba que la triple diosa era una fuente de sabiduría y equilibrio, y que sus seguidores podían conectarse con ella a través de rituales específicos. Intrigado, Draco decidió intentarlo. Según el grimorio, necesitaría realizar el ritual en un lugar donde pudiera observar claramente la luna. Esa noche, regresó al bosque y preparó una pequeña ofrenda en el altar: flores blancas para la doncella, frutos para la madre y una vela negra para la anciana. Mientras realizaba la invocación, la luna llena apareció entre las nubes, iluminando el altar. Draco sintió una conexión profunda, como si una presencia femenina lo rodeara. Su mente se llenó de imágenes: una joven corriendo por un prado, una mujer sosteniendo un niño y una anciana encendiendo un fuego. —Eres el elegido para restaurar el equilibrio —susurró una voz en su mente—. Pero para hacerlo, debes enfrentar la oscuridad dentro de ti. Draco abrió los ojos, temblando por la intensidad de la experiencia. Comprendió que el ritual no era solo para conectarse con la triple diosa, sino también para confrontar sus propios miedos y errores. Sabía que el próximo paso sería desafiar aquello que lo había estado persiguiendo desde el altar.
Capítulo 6: La sombra de la corrupción
En los días siguientes, Draco sintió que algo había cambiado. Aunque el círculo de protección seguía funcionando, las energías oscuras en el bosque parecían intensificarse. No importaba cuánto intentara ignorarlas, siempre sentía que lo observaban. Una noche, mientras revisaba el grimorio, encontró una advertencia sobre los rituales interrumpidos: si un círculo era profanado, la energía podía volverse corrupta y afectar tanto al practicante como al lugar donde se realizaba. Draco recordó la figura oscura que había intentado cruzar el círculo y sintió un escalofrío. Decidido a descubrir la fuente de la corrupción, regresó al altar y extendió el círculo de protección para abarcar más terreno. Mientras caminaba por el bosque, descubrió una marca tallada en uno de los árboles: un símbolo que reconoció como un antiguo signo de magia oscura. Era una evidencia de que alguien había intentado interrumpir sus rituales. Esa misma noche, las sombras se hicieron más visibles. Draco sintió su presencia más cerca que nunca, y cuando intentó realizar un nuevo ritual, una figura oscura apareció dentro del círculo. Era la misma que había visto antes, pero esta vez no se desvaneció. —Tú no perteneces aquí —gruñó la figura, su voz resonando como un eco. Draco levantó su athame, pero la figura lo atacó con un hechizo que lo lanzó al suelo. Mientras se levantaba, recordó las palabras del grimorio: "La corrupción solo puede ser purificada enfrentando su origen." Con el corazón latiendo con fuerza, Draco concentró toda su energía en el círculo y pronunció una invocación para purificar el altar. Las sombras se retorcieron, gritando en agonía, y finalmente desaparecieron. El altar volvió a brillar con su energía dorada, y Draco cayó de rodillas, agotado pero aliviado. Sabía que había purificado el lugar, pero también sabía que el verdadero desafío apenas estaba comenzando. Lo que fuera que había despertado en el bosque no se detendría hasta enfrentarlo por completo.
Capítulo 7: Rituales bajo la luna llena
Draco Malfoy había logrado purificar el altar, pero el bosque seguía lleno de secretos que parecían acecharlo en cada rincón. Mientras estudiaba el grimorio, descubrió que la luna llena era el momento más poderoso para realizar un ritual que podría revelar el verdadero propósito del altar y su conexión con los Malfoy. Esa noche, bajo la luz plateada de la luna, Draco preparó un nuevo ritual. Colocó cuatro velas en los puntos cardinales y decoró el altar con flores, cristales y una pequeña copa de agua, representando los elementos. Según el grimorio, el ritual debía realizarse mientras pronunciaba un canto antiguo que conectaría su energía con la del lugar. —Luna llena, ilumina mi camino. Que los secretos olvidados sean revelados esta noche —murmuró, mientras alzaba el athame hacia la luna. El aire en el claro comenzó a vibrar, y una brisa suave agitó las velas sin apagarlas. Draco sintió un tirón en su pecho, como si algo estuviera intentando comunicarse con él. De repente, el altar comenzó a brillar intensamente, proyectando imágenes en el aire: escenas de brujas realizando rituales, un Malfoy joven entregando un objeto oscuro a una figura encapuchada, y finalmente, una figura femenina que Draco reconoció como la triple diosa. —Draco Malfoy, guardián del equilibrio, debes reparar lo que fue roto —susurró una voz etérea que parecía venir de todas partes. Cuando las imágenes desaparecieron, Draco se dio cuenta de que el altar no solo era un lugar de conexión, sino también un lugar de poder ancestral que había sido corrompido por las acciones de sus antepasados. Ahora dependía de él restaurar el equilibrio y proteger el legado del bosque.
Capítulo 8: El enfrentamiento con el Guardián Oscuro
Tras el ritual, Draco comenzó a notar cambios en el bosque. La energía parecía más intensa, pero también más peligrosa. Cada noche, las sombras se acercaban más, y el aire estaba cargado de una sensación de inminente enfrentamiento. Sabía que algo o alguien lo estaba observando, esperando el momento adecuado para atacar. Una noche, mientras estudiaba en la biblioteca, sintió una presencia detrás de él. Al girarse, encontró a la figura encapuchada que había visto en el altar, pero esta vez no era una visión. Estaba allí, real y tangible. —Draco Malfoy, has despertado un poder que no puedes controlar —dijo la figura, con una voz profunda que parecía vibrar en las paredes de la biblioteca. —¿Quién eres? ¿Qué quieres? —preguntó Draco, alzando su varita. La figura se quitó la capucha, revelando un rostro pálido y ojos oscuros que brillaban con malicia. —Soy el Guardián Oscuro, el equilibrio opuesto al altar que intentas restaurar. Tu familia rompió este equilibrio hace siglos, y ahora yo existo para proteger lo que queda. Antes de que Draco pudiera reaccionar, el Guardián Oscuro lanzó un hechizo que lo derribó. Sin embargo, Draco había estado preparándose. Usó el colgante de protección que había encontrado en la mansión y creó un círculo de energía que lo protegió del siguiente ataque. El enfrentamiento fue intenso, con hechizos cruzando la biblioteca y rompiendo estanterías. Finalmente, el Guardián Oscuro retrocedió, desapareciendo en una nube de sombras, pero no sin antes dejar una advertencia: —Nos volveremos a encontrar, Malfoy. La magia que buscas destruir no desaparecerá tan fácilmente. Draco sabía que la batalla apenas había comenzado.
Capítulo 9: La consagración del equilibrio
El enfrentamiento con el Guardián Oscuro dejó a Draco más decidido que nunca a restaurar el altar. Según el grimorio, el ritual final debía realizarse durante el solsticio de invierno, el momento en que las energías mágicas del bosque alcanzaban su punto máximo. Durante días, Draco recopiló todo lo necesario: hierbas específicas, cristales raros y antiguos textos para asegurarse de que nada saliera mal. La noche del solsticio, Draco se dirigió al altar, sintiendo la gravedad del momento. El bosque estaba más silencioso de lo habitual, como si todo estuviera esperando el desenlace. Al llegar, colocó los elementos sobre el altar y comenzó el ritual, pronunciando palabras que resonaban con el poder de generaciones de brujas y magos que habían protegido ese lugar antes que él. Mientras recitaba el último encantamiento, el Guardián Oscuro apareció una vez más, esta vez con una energía aún más intimidante. —No permitiré que destruyas lo que yo protejo —gruñó, lanzando un rayo de energía oscura hacia Draco. Draco levantó el athame, canalizando la energía del altar para bloquear el ataque. La lucha fue intensa, pero esta vez Draco no estaba solo. Las energías del altar, reforzadas por los elementos y la conexión con la triple diosa, se manifestaron en forma de una luz dorada que envolvió a Draco, protegiéndolo de los ataques del Guardián Oscuro. Finalmente, con un grito de determinación, Draco usó toda la energía acumulada para purificar al Guardián Oscuro. La figura se disolvió en una nube de sombras, dejando atrás un silencio absoluto. El altar brilló con una luz cálida, y Draco supo que había restaurado el equilibrio. Exhausto pero aliviado, cayó de rodillas, agradeciendo a las fuerzas del bosque por haberle permitido cumplir su misión. Sabía que el legado de los Malfoy había sido redimido y que el altar estaba a salvo, pero también sabía que este era solo el comienzo de un nuevo camino, uno en el que protegería el equilibrio entre la magia oscura y la luz.
Capítulo 10: Renacer en la magia natural
La luz del altar se apagó lentamente, dejando en el claro del bosque un ambiente de calma absoluta. Draco Malfoy, exhausto pero lleno de una sensación de logro, permaneció arrodillado frente al altar mientras recuperaba el aliento. El bosque, que antes parecía cargado de tensiones oscuras, ahora se sentía sereno, como si finalmente hubiera encontrado paz. Las palabras del grimorio resonaban en su mente: "Restaurar el equilibrio no solo redime el lugar, sino también a quien lo protege." Por primera vez en años, Draco sintió que había cumplido con algo más grande que él mismo. No solo había enfrentado sus propios miedos, sino también el legado oscuro que los Malfoy habían dejado en su historia. Se levantó lentamente, sintiendo que el altar irradiaba una calidez suave, casi como un agradecimiento silencioso. Una suave brisa acarició su rostro, trayendo consigo el aroma de las flores del bosque, y Draco cerró los ojos, permitiendo que ese momento de paz lo envolviera. Mientras recogía los elementos del ritual, una figura apareció en el borde del claro. Era el Vigilante, cuya presencia había guiado a Draco desde el principio. Esta vez, su rostro estaba descubierto, mostrando una expresión de satisfacción y orgullo. —Lo has logrado, Draco Malfoy —dijo el Vigilante, su voz firme pero amable—. El altar está en equilibrio, y el legado de tu familia ha sido restaurado. Pero lo que has hecho aquí no es solo para los Malfoy; es para toda la magia que conecta este lugar con el mundo. Draco asintió, sus ojos fijos en el altar. —Siempre pensé que los Malfoy estábamos destinados a la oscuridad, pero ahora entiendo que la magia es más que poder. Es equilibrio, y esa es la verdadera responsabilidad. El Vigilante lo observó en silencio por un momento antes de hablar nuevamente. —La tarea del guardián nunca termina, pero hoy has cumplido con tu deber. Ahora depende de ti decidir cómo continuar. Con esas palabras, el Vigilante se desvaneció en la brisa, dejando a Draco solo en el claro iluminado por la luz de la luna. De vuelta en la Mansión Malfoy, Draco sintió que la atmósfera del lugar había cambiado. Los pasillos ya no estaban cargados de sombras, y las habitaciones, aunque todavía grandes y solemnes, se sentían menos opresivas. Se dirigió a la biblioteca, donde el grimorio descansaba sobre el escritorio. Al abrirlo, encontró una última página que antes no estaba allí: "La verdadera magia no está en los hechizos que lanzas, sino en las decisiones que tomas. Hoy has elegido la luz, pero recuerda que la oscuridad siempre intentará regresar. Sé fuerte, sé sabio y nunca olvides que el equilibrio es el mayor poder de todos." Draco cerró el libro con una sonrisa tranquila. Había comenzado este viaje buscando redención y respuestas, pero ahora comprendía que su propósito era mucho más grande. Era el nuevo guardián del altar, el protector del equilibrio mágico, y esa responsabilidad lo llenaba de un orgullo sereno. Al día siguiente, mientras caminaba por los terrenos de la mansión, Scorpius regresó de Hogwarts para las vacaciones de invierno. Su hijo, con la curiosidad de siempre, notó el cambio en su padre. —¿Papá? ¿Por qué pareces tan... tranquilo? Draco sonrió, colocando una mano sobre el hombro de Scorpius. —Porque finalmente entiendo lo que significa ser un Malfoy, y quiero que tú también lo entiendas algún día. El bosque, en la distancia, parecía más vivo que nunca, y Draco supo que, aunque el camino sería largo, estaba listo para enfrentarlo. No como un mago buscando poder, sino como un guardián de la magia natural y un hombre en paz consigo mismo. Fin.
Deja una respuesta